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kiosko de poesía de otoño

número 30

Amelina Correa

Andrés Neuman

Begoña Callejón

Bruno Candeas

Giancarlo Sissa

Horacio Laitano

Javier Benítez

Javier Gil Martín

Javier Jurado Molina

Julia Ledo

Pablo Acevedo

Amelina Correa

LA LUZ INAUGURADA

XI

 

 

Encienda el alma entre lirios,

prepare escalas de seda

anhelando

la dulce luz de los cirios,

que viene presencia queda

señalando.

 

En esta noche callada,

deje el Amado Esposo

que le alumbre

y quede cuita olvidada

en su plácido reposo

y certidumbre.

 

(De Adormecida urgencia de llamarte, Vitolas del Anaïs, 47)

 

Andrés Neuman

(LA DULCE CUCHARADA)

 

Es lo que necesito para hablar.

No el hecho: la inminencia.

No el vuelo de los pájaros,

sino un roce de ala.

 

En torno a la palabra se dibuja

la meta sin el límite.

En su persecución interminable

el casi me seduce, me transporta.

 

Tengo ganas de casi para siempre.

De restarle a lo exacto la dulce cucharada.

 

(De Un rato de zumo, Vitolas del Anaïs, 45)

 

Begoña Callejón

LOS SUICIDAS

 

 

Los equilibristas del color

nacen para no vivir

para saborear la muerte.

 

Andan solos y aturdidos

pero cuando se encuentran

se sienten aliviados

se confunden.

 

Los viejos les sonríen

como si fuesen niños perdidos

que han olvidado el amor.

 

Bruno Candeas

FARELO

 

O poema

tem q ser

sequinho.

MAGRO.

Se possível

nordestino:

desnutrido

e valente.

Deve ser

raquítico

definido:

coureosso

 

Giancarlo Sissa

POST SCRIPTUM

 

- parlavano di te ieri alla radio

poeta promettente il più giovane

il migliore …-

 

Di me qui avvolto

in un pallore senza voce

che scrivevo di vendette

che leggevo Giovanni della Croce

la foto di Céline davanti

e la voglia di scopare

di vaffanculo tutti quanti

 

che una come lei ci vuole del fegato

qualcosa da bere almeno

fino a non più ragionare

e cosa mai si potrà

scrivere – per quanto –

senza pregare?

 

e quale chimica raggelante

ordinerà un elenco di nomi

magari distinguendo quelli falsi

da quelli buoni o delle persone

quelle vere sempre diverse

da quelle buone – e io dei pochi

 

stranamente rimasti a sperare

che finalmente basti – io

qui cieco a notte a vomitare

con la faccia sopra al water

e nessuno che salvi il sogno

nessuna voce nessun pater.

(Da Il mestiere dell’educatore, Book Editore, 2002)

 

Horacio Laitano

VOCES EN LA RUTA

 

Almácigos y hoteles

en la ruta.

Cóncavos de vidrio

los pocos pasajeros.

Un espacio amasado

en el silencio

y palabras que se pierden

sobre el pasto.

Adustas compañías

que el polvo disimula.

 

Incesantes las ruedas

en la ruta

van mordiendo

la próxima llegada.

 

Javier Benítez

RULETA RUSA

 

Amor de mis entrañas, prueba suerte

que hoy vengo disfrazado a tu medida,

y sin pudor te ofrezco una partida

que me de la ocasión para tenerte.

 

No temas a jugar. Cógela fuerte,

la bala del amor es recibida

por el tambor rugoso donde vida

no nacerá jamás, pues todo es muerte.

 

Sostengo la culata entre mis dedos.

Levanto el percutor, respiro hondo.

Oigo tu corazón acelerado.

 

En el ambiente flotan nuestros miedos.

Pongo en tu boca su calor redondo

y si aprieto el gatillo habré ganado.

 

(de Todas las mentiras, Cuadernos del vigía 2006)

 

 

Javier Gil Martín

SIETE HAIKUS Y UN TANKA

 

Triste cenáculo

el de las mariposas

en nuestro entierro.

 

*

 

Como este haiku

 tuve cerca el olvido,

y lo he perdido.

 

*

 

Ciega la luz

a quien no escucha nunca

tu oscuro canto.

 

(a la sombra)

 

*

 

Quiero perder

tu rastro mientras pueda

asir tus manos

 

(a tientas)

 

*

 

Salir y no

volver jamás al sitio

abandonado

 

(popa)

 

Por una vez,

   levar ancla y partir

hacia el futuro.

 

(proa)

 

*

 

Aquel que alumbra

mis pies y mis temores

jamás vacila.

 

(Haijin)

 

*

 

Yo, cada día,

-ya sólo en tu regazo

llega la calma-

sé menos del amor

-cuando la calma es muerte.

 

(respuestas imprecisas)

 

Javier Jurado Molina

PROPÓSITO DE ENMIENDA

 

Convencido

de que el gozo no dura

lo necesario y quedan

los labios desolados

como ciudad sin nadie,

educaré mi corazón

para ser nómada.

 

                               Hablo

de la no permanencia,

de la inconstancia sensata que revela

lo que no ha de durar

pese al azote

contumaz del deseo. Porque no es otro

el destino de un cuerpo

sino su fuga,

su adiós irremisible. Lo contrario

nos aboca al desastre:

negarle el vuelo a un pájaro

apretando en el puño su menuda presencia...

 

Asumido el precepto,

cada cuerpo que estreche entre mis brazos

será efímero, alegre, irrepetible,

amado con la fiebre de quien piensa el último,

mas siempre

con presteza exquisita.

 

Tal presteza que cuando

ese eficaz intruso del amor

que llamamos desastre

pretenda, todo cauto, descubrirme,

no ha de hallar en el lecho

sino a un hombre que duerme

solo y saciado ya. Despreocupado.

 

Granada, 1988

 

(De Dos o tres cosas que sé de ella, Aynadamar, Málaga, 1993)

 

Julia Ledo

CONTEMPLO MIS DÍAS

 

 

Contemplo mis días ordenados

como la bisutería barata

de esos escaparates donde nada

cambia de sitio y el polvo es como

un manto cruel que aparece

desvelado por la luz.

Alhajas deslucidas que un día

mostraron jubilosas su brillo,

pretendiendo unir su destino

al dedo esperanzado de una novia. 

Hoy permanecen ancladas en un escaparate

tan viejo como el dueño

tan caduco como el letrero.

Nadie comprará lo que prometen

y cada día que pasa disminuye

su esplendor y su brillo.

Sentenciadas de antemano por el tiempo,

el paso de los días aumenta su condena

a ser reliquias exhibidas en un carnaval.

 

También los días son como alhajas encerradas

en vitrinas del pasado, oscura memoria

de un tiempo deslucido que espera

bajo el manto del polvo, el olvido.

No hay dolor, sólo el hastío de esos días

que tienen el brillo opaco del oro falso.

 

Pablo Acevedo

POETA EN UN PARQUE

 

La tarde

deshecha en migajas

es un sopor de palomas aborrecidas.

 

Sentado en un parque

desmenuzo el pan duro de la semana

con la mirada de los domingos perdida en las nubes

donde sueñan las bestias disecadas de mi pensamiento.

 

A lo lejos bostezan las campanas de la iglesia

Un sol de escasa envergadura se abate sobre el tejado

y los canalones rezan bendecidos por la lluvia

—tan menuda que apenas moja—.

 

Permanezco impávido

aguardando algún prodigio que llevar a casa

no sé

una imagen que me sirva de cena

una melodía para consolarme a oscuras.

 

Cucurrucucú…

 

Palabras… palabras…

 

 

(Inédito)