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en este número:

7S2 (SIETE SAMURÁIS, 2)

Col. La Isleta del Moro, Asociación del Diente de Oro, Granada, 2005

kiosko de poesía número 27

Hace poco más de un año las revistas digitales laplazahumana.com y revistaparabellum se embarcaron en la empresa de realizar una antología basada en el número 7. Nuestro amigo Jorge Fernández Bustos glosó en el prólogo de aquella edición el predicamento, mitología y tradición que este número tiene en la literatura, la historia, la religión y hasta en la política.

El motivo de Siete Samuráis parte de unas premisas muy básicas: en el año 2004 fueron siete los poetas que colaboraron, con la idea de que en el año 2005 esos siete poetas invitasen a otros siete. Y así, sucesivamente, durante siete años, hasta lograr la nada despreciable cantidad de 448 poetas. Como si se tratase de una cadena de favores. Sin embargo, el experimento no tendría sentido si se basase solamente en parámetros de número. Es obligado en esta segunda intervención de Siete Samuráis que cada poeta invite a alguien que no pertenezca a su ciudad –con lo cuál se saltan los límites de círculos concéntricos poéticos que toda ciudad cultiva- y, a ser posible, de una tendencia estética que en poco comunique a invitado y anfitrión.

Este año ha surgido la posibilidad de integrar la antología en la colección La Isleta del Moro, y no podía existir mejor marco. En 2006 esperamos ser 28 samuráis.

EN ESTA VERSIÓN WEB PRESENTAMOS UNA BREVE MUESTRA DEL CONTENIDO DE LA ANTOLOGÍA PUBLICADA RECIENTEMENTE COMO NÚMERO 5 DE LA COLECCIÓN LITERARIA LA ISLETA DEL MORO DE LA ASOCIACIÓN DIENTE DE ORO. www.dientedeoro.com

Pablo Acevedo

Javier Benítez

Andrew Fearn

Juan Manuel González Cabezas

Javier Lorenzo

Diego Medina

Nicolás Melini

Rafael Muñoz Zayas

Ernesto Pérez Zúñiga

Aurora Pintado

Pepe Ramos

Ramón Repiso

Alfonso Salazar

Belén Sánchez

 SIETE SAMURÁIS, 2

 

Pablo Acevedo

 

BESTIAS DEL PARAÍSO

 

cómo ríen las camisas

al ser colgadas;

y cómo bostezan,

del cansancio, los zapatos.

 

y cómo rebuzna el burro

si plancho el alfabeto

—mi acevedario de melancolías—;

y cómo llueve cuando llueve,

y nieva cuando nieva

sobre las hojas.

 

el día se hace pedazos

porque explota

—a lo lejos quedan rastros

que llamamos estrellas—.

 

cómo lloran las ventanas

y sus párpados tiritan

cuando el viento empuja.

cómo duelen los cuchillos

si tocan la carne.

 

la primavera, sobresaltada,

clava su uña azul

en el ojo lento

de la tristeza.

 

cómo aúlla la piedra

cuando es lanzada;

cómo duelen las promesas

jamás cumplidas;

cómo duele querer,

por más que duela;

cuánto la mano tarda

en volver a su caricia.

 

cómo quema el labio

cuando es labio,

y cómo son tus ojos

la espesura de mis noches.

 

cómo tus manos

son luz porque conocen

la fuente en que se limpian.

 

igual que un pájaro de nieve

fecundara el huevo del invierno,

mariposas de luz encintan

el ojo cereal del estío.

 

párpado imantado,

la noche es más hermosa

que la muerte. y soñar,

un artificio de ángeles,

la poesía del Misterio.

 

tu recuerdo, migración de los días,

calcinación de las noches,

deambula por la casa amada

que allano como un bandido

para buscar tu risa.

 

cómo los ayeres más gozosos

son hoy fantasmas apostados

en las ventanas:

tan hostiles,

vigilantes de tu ausencia,

sicarios del olvido.

 

al otro lado de la noche,

el amor trabaja

su dulce jornada de fatiga,

y en el colchón respiran

las bestias del paraíso.

 

 

Javier Benítez

 

CANCIÓN CELEBRACIÓN

A Marisol

Le doy la espalda al mar mientras te pienso,

y en el sonido en calma de sus olas

identifico vuestro respirar.

 

Pudiera desearte lo mejor en tu día

pero yo te celebro en cada despertar,

en cada amanecer

de las cuatro estaciones de mi vida:

el sol que se agradece a primeros de marzo,

la primavera nueva entre nosotros,

y las noches más frías,

con la albada más dulce

de un despertar de enero.

Y puedo celebrarte

en el candor de otoño

y en la ardiente pasión de los veranos.

 

Vuelve la luz del sol,

vuelve a la mar la lluvia,

vuelven junto con alguien

que viene contigo ya.

 

Andrew Fearn

PUSSYCAT

 

She used to purr

like an engine or a car

but now she flinches

when I touch her

twat.

 

Ella solía ronronear/ como un motor o un gato/ pero ella ahora se estremece aterrada/ cuando toco/ su sexo.

 

 

Juan Manuel González Cabezas

 

EL BAZAR DE LOS ÁNGELES II


S
us rodillas anidaban la luz sobre una colcha de lana,

con las voces de la calle hacían tristeza en el salón.

Estás triste porque ha vencido la lluvia

sobre las cosas que pasaron,

sobre el mar y la muerte del abuelo,

sobre el primer beso de tus labios,

sobre el beso primero de tus ojos

y tu adiós cuando yo sangraba.

 

Pero han caído desde las torres

la ciudad y sus campanas,

los mercados, el zoo y la estación;

todo ha sido repentino

como la coz rapidísima del mulo

sobre unos muslos distraídos

y tú, y tus ojos redondos,

dan calor a esta escena.

 

En este rascacielos una oficina

lleva el nombre de la noche,

mientras huele a mojada anea

dentro del recuerdo.

no querer vivir tiene el precio

del azafrán en la playa

o bajar la mirada a las palomas muertas.

 

¡Qué pobre muerte me dará la mano!

Tú y el crémor tártaro de los días sin hijos

cuando el aire sople ante los cables

y la palabra venga detrás del amor.

 

Llegará el viento apresurado

a tapar la memoria fría,

el dolor verde

de unas algas mojadas.

 

Crujen las mecedoras en el poliéster de su cuarto,

repiten el sueño de los zapatos firmes,

la mirada de los árboles que pasan frío.

 

Rozar el fresco de tus sienes,

poner mirada en tu retén,

decir si a un paseo por los muelles.

 

 

Javier Lorenzo

 

DE LAS ASPIRACIONES DE LAS ALMAS

 

Si el humo de la mirra

recibe en las alturas

de la nave el reposo,

su bendición,

así también la vida

construye largas bóvedas

que del cielo protege

al vuelo de las almas.

De la ceniza ambas

levantan su presencia

y elevarse a las dos

las hace puras.

Pero es mejor no hacer

muy largo el vuelo.

El olfato agradece

el cercano perfume;

el alma, purificarse en tierra

por si un cuerpo se abre

y en él, súbitamente, se derrama.

 

 

Diego Medina

 

CIAO TEMPO

 

En este occidental, en este, oh Licio

climatérico lustro de la vida,

todo mal afirmado pie es caída

toda fácil caída es precipicio.

 

Luis de Góngora

 

 

Ventaja para aquel!!

que presta hacienda y corazón

se le salen los ojos de las órbitas

desordena pasión y fiebre y enloquece

 

Llena los anaqueles de bellotas y castañas

va taponando una a una todas las botellas

robusto y fatigado llega a la cumbre perpetua

rinde homenaje al trayecto

escoltado por sus hijos y su esposa

 

Convoca: caduco dios y rapaz

una idea que no regaña

penetra firme en sus amigos

donde perdura su belleza

 

Guarda en él la imagen

de un mundo que se acaba

admite ser poco previsor sí generoso

se escudan en sus rizos enlucidos

las ruinas de un tiempo 

que la guadaña arranca

 

Afloja el ímpetu

y se suicida a la noche

sin que nadie le haga falta

 

 

Nicolás Melini

 

NOSTALGIA DE ESTE INSTANTE

 

Es el momento

de encontrar

y de las respuestas.

Instante tan esperado

el de entonces otra vez

percutido

en la conciencia,

palabra con palabra con...

La música y la emoción

—de nuevo

las cosas de este mundo

una verdad sonora.

 

 

La llama el agua el viento...

Golpe de mar y fuego

contra qué ola de qué incendio

remotamente olvidado.

 

No es una historia

ni es una idea,

pero es la vida

como un rumor

clamoroso.

 

 

Se enciende una certeza,

alumbrado el cantor

en tan dichoso instante,

pero no es lógico ni es normal,

es algo extraordinario,

y no por esperado

deja de sorprendernos

tanta claridad

—ni tanto de cuánto de cuándo.

 

 

Rafael Muñoz Zayas

 

LOS DE FUERA

 

Te miran con su filo negro y mudo.

 

Aguardan al iceberg de tu costa

en su corazón de tesoros muertos.

 

Esperan inquietos al porvenir,

al éxodo sucio que los ampare

con sombras que azucen al paraíso

inerte que les anima el miedo.

 

Mientras tanto reparten su futuro,

cartas de tarot marcadas y rotas,

dardos con TNT por las entrañas.

 

Les miro con mi filo negro y sucio.

Les marco con el filo de guadañas

capaces de atravesar cualquier hielo.

 

Pero están ahí fuera con sus dudas,

con sus penas atroces, con sus ojos,

jurando reventar contra mi muro.

 

 

Ernesto Pérez Zúñiga

 

CUERPO A CUERPO

 

I

 

Yo recibí a mi amor cuando empezó tu guerra

 

Yo destapé las sábanas para mi amada cuando

ladró vuestra ciudad

con una bomba a punto

de explotarle en la boca

Yo

-pura invención de su regreso-

por fin mordí su cuello

y pesqué sus pezones con mis dientes

mientras huías

entre ruinas de muertos que alzan alguna sola vez los brazos

para atrapar la vida


Yo entrecerré los ojos cerré los ojos

cuando

ella cerró los ojos entrecerró los ojos

 

Vibraban sus caderas y sus senos

y vibraba la tierra y rincones del aire y el mismo fuego

vibraba dentro de las pieles como un tambor

cuando un disparo reventó tu cráneo

 

 

Aurora Pintado

 

NORMALIDAD DE LOS RAROS

 

Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.

JORGE LUIS BORGES

 I

 

atrincherada en el vientre

dando cuerda al silencio

en espacios íntimos espacios abiertos

 

la intermitencia irregular

balanceo de cadenas

lamer olor boca peso presión

 

cuerpo haciendo fondo

erguido sobre brazos árboles raíces

sostenido en tendones patentes como insultos

 

cabeza inclinada hacia un lado

los labios en arco

los labios en blando en blanco [espirales]

 

mirada negra

encierra niños con cajas de cerillas

mirada negra de no controlar el roce

 

pecho en amenazas de aire

y expulsión prolongada de la amenaza del pecho

[jadeo]

 

 

Pepe Ramos

 

PIZZERÍAS Y FELLATIOS

 

Si te quedas a mi lado hasta mañana

cabe la posibilidad

de que el exceso

nos ponga una sucursal

y esto acabe siendo

la burocracia más lenta

y tediosa jamás conocida,

pero si las cosas van bien

y esta noche de relojería

no se bloquea,

sigue pintando en corazones

y no nos explota en la cara

la sonrisa que lucimos como trofeo,

pídele a tu dios que no te achuche

los perros de la envidia,

que te guarde de comentarios,

de opiniones maternas

y de otras actitudes

que podrás ver

próximamente

en los mejores descampados.

 

 

Ramón Repiso

 

LOS DOS HERMANOS

 

(I)

 

He tenido que abrir mi propio libro

y he doblado sus páginas

con tu cuerpo tendido entre mis párpados.

 

Una imagen suaviza

el pulso de las horas:

somos nosotros cuando niños,

volvemos de los juegos y la arena,

balones y raquetas a la espalda;

dos hermanos descalzos que regresan

al declinar el día,

cerrando en nuestros ojos

la herida lenta de la tarde.

Los dos hermanos vivos,

cansados y felices.

 

No estás.

Por eso mentiré cuando pregunten:

diré que volverás cuando la noche,

que ahora mismo no porque la muerte.

 

Qué difícil la luz que pretendemos,

qué frágil la verdad que nos sostiene.

 

 

Alfonso Salazar

 

COMPARECENCIA

 

Como el obrero que no puede dar más golpes

y la maza se le cae de las manos,

y resopla, y seca el sudor

y dice que mañana irá al médico.

 

Como el mecánico que no puede ya

ajustar más tuercas y la llave

inglesa se le hace un mundo

y pide días de baja para su corazón.

 

Como el atleta en la recta final

de su carrera que pretende

los cien y sólo cumple veinte

y siempre bajo dopaje.

 

Así me ocurre a mí,

que cada día me levanto

manifestando la sonrisa

y pienso a veces que no llego

al último golpe, la última tuerca,

la recta final.

 

Por si hay muerte después de la vida.

 

 

Belén Sánchez

 

BRINDIS

 

 

Brindemos con champagne sobre la nada

(L. M. Panero, Poemas del manicomio de Mondragón.)

 

FUE el país antiguo de la piedra

los musgos digitales y naranjas

de las tumbas

en mis manos

la tierra de fúnebres brillos,

musculoso imán hacia la nada,

el aroma sagrado de los ausentes,

el lujo de estar viva en tus besos

girando sobre los ramos violetas

de tu lengua.

 

FUE el frágil sonido de las verjas

los mármoles guardianes y certeros

de las fosas

en tus ojos

los siglos bordeados de epitafios,

el mínimo perfume moscatel

de los que ya se deshacen

en obligadas invasiones,

                                        sin resistencia.