Alejandro Pérez Guillén
GRAFITTI
A Manuel Pérez-Casaux
Yo canto a las paredes
templadas por el spray,
pintadas por la mano
azul de la palabra.
Imágenes contemplo de grafittis
con lágrimas prestadas por el tiempo,
con sueños agrupados
entre las juguetonas arrugas de pared
y grietas amarillas en el rostro.
Los espejos ya no mienten,
ni tampoco son capaces
de devolver el pasado.
Antonio Dafos
UN POEMA ESTRICTAMENTE
DOMÉSTICO
¿Y si
ponemos manteles
sobre
manteles? Déjate verlos posarse
alegremente - prados blancos
sobre
amarillos o grandes aves
que
van llegando a su lugar
en los
acantilados- y, por una vez,
pensemos que así son
nuestros días.
Y
amodorrantes,
porque
me mece algo como un mar
que me
hubiera acompañado
hasta
la fresca pérgola que los párpados
han
puesto a la general claridad del día
dejando ahí fuera un cigarrillo,
en la
mano,
que en
parte escala al cielo
y
quema en parte
esta
fina capa de nuestro tiempo presente,
quemando la fina capa de ayer,
las
capas de ayeres
y mi
brasa de hoy es, por fin,
la de
mi abuelo que murió hace tanto,
que al
morir hacía una quemadura,
laxa
la mano,
en su
butaca de las siestas
mientras pregustaba un consomé.
(Mi
abuela fue a llevárselo.
Le
encontró ya
muerto.)
Y al
volver en mí
así
elijo decirte
que le
he puesto un quemón
a tu
mantel preferido.
Anuk Kann
LAS HORAS
Aún
cuando nada queda
todo sobra
Aún cuando nada suena
más allá de estas sombras
Aún cuando todo a oscuras
no sabe de la luz de las horas
Aún cuando las horas ruedan
como ruedas de horas
y nada me dan
sólo horas, horas, horas
Aurora Pintado
las paredes [99rooms.com]
están en las paredes
dentro
de las paredes
cuerpos atrapados en azulejos
caricias reducidas a dibujos
sobre desconchados sobre mis manchas
están en las paredes
dentro
de las paredes
cuerpos rodeados de tuberías
caricias insinuadas entre el ruido
entre el ruido de cajas de fusibles
están en las paredes
dentro
de las paredes
hemos llegado tarde a la humanidad
que se ha desintegrado evaporado
soltando un olor a muerto discreto
[sí - tu padre tuvo tiempo de ahorcarse
él pudo escapar a la condena de mirarnos incesantemente desde
-------------el plano fijo
-------------el plano fijo
-------------el plano muerto]
[sí – sucedió todo tan deprisa que los médicos
no encontraron forma de frenar un armagedón
de diseño]
[sí – hasta los ecologistas tuvieron miedo
a pesar
de haber buscado tanto el final
entre las frecuencias distorsionadas en las que sus cerebros
rastreaban
un mundo mejor
abriendo jaulas de animales]
están en las paredes
dentro
de las paredes
pero con aliento para observarnos
Belén Sánchez
INTENCIÓN DE OLVIDARTE
Poema por
Kavafis.
Habría que
cavar, y hondo,
para recordar
el sabor de tus besos
tus besos bajo
tierra por fin,
bajo dos
veladuras,
el rencor una
y este esfuerzo
ingenuo también
de creer que
pudiera olvidarte,
tanta sangre
latida y desechada
detrás de
aquellos besos,
y tanta sangre
después de aquellos besos,
tanta que debo
de haber mudado
varias veces
este deseo que
te recordaba
y me recorría
junto a la sangre.
Así que podría
haber finalmente olvidado
el maltrago de
tus besos.
Menos mal.
Carlos Cervello
GRECIA
El mar golpea insistente y sin culpas
la arena blanca de esta tarde gris
que tu conviertes en transparencia.
Tendida y abandonada junto a mis manos,
el aire se empecina cobarde
en alborotar mis cabellos y las páginas
de un libro que ya no recuerdo.
Por la noche, vendrán los amigos,
el vino silenciará nuestras culpas
y nos hará sentir más cerca de todo.
Grecia es para mí ese mar común y el verso
de quien nos sabe cómplices de otoños,
también una puesta de sol, el mismo sol,
y la terrible felicidad de saberse hombre,
de no querer nada más que este mar,
y tus manos, y la mirada serena y firme
del Poseidón de
Artemision frente a mí.
Gustavo Sorenson
TRETA
Camino
cada línea lentamente
Pues
aunque sé muy bien de dónde vengo
Ignoro
a dónde voy. Yo no me avengo
Al
paso turbulento de la gente.
Separado del tiempo y su corriente
Avanzo, vuelvo, dudo y me detengo.
Sé
también que en el libro que sostengo
Cada
paso fue escrito previamente.
En el
prólogo, el resto del camino
Se ha
cifrado, como también la meta.
Callado y solitario peregrino
La
página estrellada de siluetas
Y
leyendo me burlo del destino.
Yo sé
que en todo libro hay una grieta
Javier Bozalongo
RETROCESO
Si las
flores huyen de los jardines
y las
lágrimas fluyen al interior del ojo.
Si
llueve hacia las nubes.
Si
crece hacia la tierra el árbol
y
hunde sus raíces en el aire.
Si
alumbra el sol tu insomnio
y la
luna calienta el mediodía.
Si
avanzas hacia atrás
no
vuelves al principio.
(De
Distancia razonable, Vitolas del Anaïs, nº 16)
Javier Esteban
PÚGILES
púgil i
le hilvano
igual
donde nos cae
el vigésimo
quinto
decimotercero
círculo del
paritorio
nuestra
revisión
el vándalo
muñón
de un trivio
que estampé
en contrato y
qué
que qué de qué
qué
interdicciones
qué jaikú
qué báscula y
qué tercios
de escayola
y para siempre
eh beatriz
legué a la
parla
púgil ii
dijo que
en la antigua
timba
este gañán
bregaba aldaba
hinchaba
hubiera hendido
en primorosa
tacha
al respirarse
ay confesión
de un urdo
que no suelen
conceder
púgil iii
tu has pensado
las ciudades
por lo tanto
habitarás
someras paces
matrimonios
espectáculos
del rosco
y las baladas
apilándose
sin gracia
púgil iv
este aprender
tardando
y desde luego
amenizarte sin
la prisa
de otros paños
otras fugas
otra tromba ni
otro alcohol
que es
suficiente
para hartarnos
de este mayo
sobre parques
como una
primera vez
Jorge Fernández Bustos
CANCIÓN INFANTIL
(para dormir abrazado a la almohada)
Tuve
una muñeca
vestida de azul,
con
delicadeza
coge
el autobús.
Acabó
lo nuestro
y se
despidió,
hoy la
veo de lejos
con
mucho dolor.
Dos y
dos son cuatro,
cuatro
y dos son seis;
vivo
de recuerdos,
no me
despertéis.
José María Contreras
Hoy sufro solamente
César
Vallejo
Hoy
sufro solamente
en
esta habitación
que
viste un traje de rombos añiles
y una
larga pamela
celeste como el mar.
Hoy
sufro solamente
en
esta habitación
donde
reside un retrato que es un espejo
y un
par de maletas ajadas
que
sufren como yo.
Hoy
sufro solamente
en
esta habitación
que no
es una habitación sino un mundo
donde
naufragan barcos de papel
sin
ninguna tripulación.
Hoy
sufro solamente
en
esta habitación
donde
sólo hay una redonda pecera vacía,
donde
sólo sufro la esperanza que implica
no
tener esperanza.
Nunca
la quise,
¿acaso
importa?
Hoy
sufro solamente.
Ella
no supo desvelar
sus
botones azules
ni
tampoco yo supe hacerla
llorar.
Hoy
sufro
tal y
como sufre la luna
circularmente, blancamente… silenciosamente.
Hoy no
sufro más de lo necesario
ni
menos de lo permitido.
Hoy no
sufro por amor, por dolor ni por sueño.
Hoy
sufro solamente.
María Ruiz
MANCHAS DE CAFÉ EN MIS APUNTES
Te observo
mientras tú,
ajeno a las
cadenas que dibujo
para soñarte
menos, me sonríes.
Dos tazas de
café sobre la mesa.
Al otro lado
está tu respirar,
palabras que
pronuncias y yo apenas distingo
si me detengo
un instante en tu boca
y me envuelve
ese beso que me invento
-olvidando mis
labios
para ser ya los
tuyos-.
Tu voz,
como un
disparo, me despierta.
Me despierta
otra vez de tu sonrisa
y tú no te das
cuenta.
Te beso
mientras tú
ajeno a estos
nudos que desatas,
más vivo en mí
ahora que en ti mismo,
no te imaginas
las veces en
que muero por tu pecho
(De
Manchas de café en mis apuntes, Vitolas del Anaïs, nº 12)
Pablo Casares
POÉTICA
Hay
algo peor
que un
poeta
sin
talento.
Y ese
soy yo:
Un
hombre
corriente
pero
con
una
obstinada
necesidad
de
explicarse
con
palabras
-mayormente
inexactas-
el
mundo
que
habita.
Pedro Javier Martínez
MAÑANA GRIS
Ha
amanecido gris esta mañana y algaracean sobre mi
corazón las despiadadas lágrimas de
enero. He salido a la
calle con el saco del alma sobre el
hombro para buscar la flor de la alegría en
alguna mirada, en el latido de un corazón
afín o en el revoloteo de
palomas que, como yo, mendigan en las plazas
las dádivas de amor de los viandantes. En la cafetería de la
esquina la hacinada parroquia se
diluye en los efluvios del café y el
humo y una joven
pareja arrulla su
ardentía ante las cristaleras
empañadas. Cruza la gente frente a mí, embutida
en amables abrigos, con el rubor del
frío reflejado en la punta de la nariz. Se
alejan, con presuroso paso,
sin dedicar siquiera una
sonrisa a este prójimo
triste que pordiosea amor sin
restricciones por esas calles de la indiferencia.
Sigue la nieve, pertinaz, ahogando las pavesas de lumbres
seculares y regreso a mi casa conturbado,
huera el alma y la vida. Lo intentaré de
nuevo. Otra mañana en que el azul y el sol me sean propicios.
Pepe Ramos
ELEGÍA A MARCOS DELGADO
Sólo puedo ver
tu cara, Marcos Delgado,
delgado, miope
y desdentado. Sólo
puedo ver una
parte, hermano,
tu mitad hueso
y calavera descarnada,
tu nombre en la
pulsera de plástico
hecha de
eternidad cuarteada
y de duelo.
Sólo puedo ver
esa parte Peter
Pan, Durruti,
San Juan,
de aquel que
día a día sale a buscar
una pequeña
ración de esperanza,
ánimo frugal,
minúsculas cápsulas
de aliento que
compartir,
Robin Hood de
hospital.
Sólo puedo ver
el otro lado,
sólo junto a
tus padres caminando,
sólo, en
soledad, pero nunca solo,
ahora ya
siempre eterno, liberado.
Sólo puedo ver
tiritando bajo las mantas
un Ecce Homo
convulso y entubado,
exorcista de
mis miedos,
padrenuestro,
cuatro
esquinitas, Padre Karras.
Sólo puedo ver
tu cama vacía, silueta
del hombre
invisible en la sábana.
Sólo puedo
verte riendo,
metiendo mano a
la parca.
Sólo puedo ver
la mitad de lo
que fuiste:
cigarra que
supo
que no existe
el invierno,
mortal
excedente de cupo,
huésped de paso
en tu cuerpo,
triste ausencia
en un lecho,
mitad
inabarcable, vasta, larga.
La otra mitad,
sospecho,
no tardaré en
mirarla.
Rafael Juárez
SIGLO XX
Dejé
los siglo dieciocho
y
diecinueve atrás para quererte,
porque
tus ojos y tus labios son
el
siglo veinte.
Amo
las norias lentas y las parras
de
sombra verde
y las
palabras claras que me dices
serenamente.
Pienso
estas cosas
como
quien cruza sin mirar un puente.
(De
La novia nueva, Vitolas del Anaïs, nº 15)
Nello Rosolino Rosolini
(Trad. Andrea Perciacante)
LEJOS DE AUSCHWITZ
Y no
pasará este pasado
porque
siempre veré
en el
rostro de alguien
el
guiño de aquellos que arrastraban
los
condenados al fin.
Siempre oiré los gritos de mando
en
aquella lengua
que me
estallaban en los oídos
como
un disparo.
No
tengo que ir a Auschwitz
para
recordar.
Aquel
horror
lo
llevo todavía encima,
una
piel que aprieta.
El
tiempo me ha enseñado únicamente
a no
gritar más.