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en este número

kiosko de poesía número 18

Aurora Pintado

Belén Sánchez

Javier Benítez

Javier Esteban

José Gilabert Ramos

Luis Carlos Mendías

Pablo Casares

Pedro Javier Martínez

Pepe Ramos

Vicente Gutiérrez Escudero

 

 

 

Aurora Pintado

 

CAPÍTULO XIX, parlamento de Sancho: Paréceme, señor mío, que todas estas desventuras que estos días nos han sucedido sin duda alguna han sido pena del pecado cometido por vuestra merced contra la orden de su caballería, no habiendo cumplido el juramento que hizo de no comer pan a manteles ni con la reina folgar

 ...............

me deshice en juramentos

que arrastró felizmente el monóxido de carbono

        paciente nube

        que un día

        me cambió las bragas

por el pelo largo

 

miré de frente

        a la luz de historias fluyentes sin oficio ni beneficio

                historias para la memoria de las manos

                historias azules

                historias de cosas que llegan siempre tarde

                historias valientes historias

 

salvé distancias como manantiales

        para sentarme con las piernas abiertas sobre ti

                y decir que este año me han vuelto a subir la beca

                beca para desestudiar unos cuantos principios vitales

                vitales como el gusano para la vida de la manzana

                manzana que te bebías de mis piernas

 

comprometí mi honor dudoso

        divertida por el sonido probable de la cuchilla en la muñeca

                la afilada lanza que tanto me pesaba

                mientras avanzaba

                así

                mientras avanzaba

 

avancé con rapidez

        hasta el absurdo lugar donde nacen las piedras

                porque las piedras nacen

                sí

                y se reproducen

                y mueren sólo para que arrastres sus cadáveres

 

y pequé

        contra el juramento hecho un día a la condición inherente

        contra la frente surcada de lisas canciones

        contra las distancias sublimes que te habitaban

        contra mi honor la más graciosa de las bromas pesadas

        contra el avance que garantizaba la conquista

 

y el pan era delicioso como mi propia sangre que llueve

 y la reina reía y reía y reía y reía y reía

 

 

Belén Sánchez

PERRA SUERTE

 

Lloro por mi animal muerto,

que es llorar por mí y es

perder parte del paisaje.

Mi vida es, más que nunca, sólo mi vida

y menos la vida de otros.

Porque tú no estás

tengo menos realidad y más recuerdos.

 

Soñarás conmigo,

moverás la pata enloquecida

corriendo por dunas de pienso,

y encontrarás a Yago,

diminuto perro apretado,

cuyo rastro perdiste

sin comprender el tiempo ni su ausencia.

Y no estarás sola como yo

porque ya soñarás para siempre,

sin temer a la muerte ni a los cohetes de feria,

sin saber que no existes,

sin saber que no volverás.

 

Y tu barriga rosa otra vez,

rubia para siempre,

perra tonta para siempre,

sin religión, sin miedo,

trotando bobamente hacia la nada.

 

 

Javier Benítez

PAREDES BLANCAS CON SALAMANQUESAS TRISTES

 

Homenaje a Pablo Neruda

 

A Paqui R.

 

Mis queridas salamanquesas:

este martes de un julio tan corriente

como pocos, un martes que me vale

por miércoles o sábado

y ver cómo te alejas sin volver la cara,

orgullosa y celeste

de apagar un concierto

para siempre,

queridos animales,

igual que se confirman de golpe las sospechas

lo único cierto es que no sé

qué siento por vosotras,

pues aún siendo verdad

que os tengo aprecio,

a veces me causáis

miedos y sobresaltos

que estaban reservados

al rito de saberte inalcanzable;

y aunque es verdad que hay noches

por las que os debiera moderada

compañía, si veo en tu pupila

fosforescente y vértigo

algún resto de amor o desafío,

me enfado con vosotras,

me torno aborrecible

y me pongo a romper fotografías

o a lanzar vasos de agua a las paredes,

de lo cual me arrepiento siempre siempre

al cabo de un momento,

y os busco inútilmente

para que me perdones,

y dejéis de mirarme

tan tristes y asombradas,

y no escapes de mi,

ni tratéis de esconderos,

como las cucarachas gonzalianas

se esconden del que llega

borracho y a deshoras.

 

Estimadas amigas,

querida compañera que no estás,

quizás no me entendáis pero hoy

tenía que deciros

que te quiero.

 

Javier Esteban

DE NUEVO, UN PAÍS

 

No recie cuál lasa y jarcia, en partesa cerrada,

palaciega, es tu crudísimo yambo bantú

o qué presillo finara un furioso, omnisciente

cerero; se abniega, eh botín, plosivo hasta ayaza

el calambur pletórico del envés, acribillan

hornazos con cárdena baterista y procelosas 

arias margüelas, chanchullo a trasguera, primor

religado por catres: si añagaza desbastar   

le esta mesada, hoy paséis; mi relaje abalorio

mero difunda encrespado el auto y sinécdoques,

ergos; más fantabulado garzón pellejero,

él saliente, ves párvula, os musita su cárcava

y daifa, marbete por tarja grujiendo un mandil 

que conchabe, aún plañera, esta carpa virtud.

 

 

José Gilabert Ramos

DE LA MANO DEL AGUA (I)

 

Vivir es entregarse ante todos los vientos

sin tener más deseos que un camino esperando

cada nueva mañana que amanece en los ojos.

 

Entregarse sin miedo y sin contemplaciones

a todas las sorpresas que nos brinda la vida

con la ingrávida inercia de las alas de un ave

o la leve amargura que acompaña los besos.

 

Cada esquina del tiempo desemboca en la mar

y no sirve de nada añorar las orillas

ni soñar la quimera de un hogar encendido

si al final del viaje que no tiene regreso

nos espera la vida para hacernos pedazos.

 

Entregarse tan solo con los ojos cerrados

y abrazar el abismo con ternura de amante

es la única forma de vivir lo vivido.

 

 

Luis Carlos Mendías

LA ESPERA

 

Y henos aquí como siempre estuvimos:

sin alas que nos impulsen

Yassin Adnan

La inocencia azul de esta mañana

tiritaba al soplo frío de tu ausencia.

Mientras pasan las horas taciturnas,

me pongo el traje de verano,

arrodillo mi sombra

y cobro impuestos al sol del mediodía,

ensartado rabioso en la veleta,

cruel, impura y afilada

de la espadaña altiva.

Mi piel en ruinas

se ruboriza al viento del aliento,

procaz y malicioso,

de tanta luz volcada y delirante.

Sin espuma las crestas de las olas;

sin arena esta playa, que derrito

al paso cadencioso de mis huellas desnudas,

y mi vientre agitado

-conformado en caliente-

por un calor inhóspito y plomizo.

Llega el atardecer hasta mi puerta

sin cerrojos ni aldabas.

...Y con la tarde, tú.

Atrás quedan las horas

impacientes de ausencias -estas gafas

de sol protegen mi conciencia

y mis pupilas de verte-

Llegas como el tornado

besando a bocanadas,

a dentelladas dulces e impacientes.

Y te derramas del negro de tus ojos,

amando con coraje,

hasta romperme en tu risa asilvestrada.

La habitación quedó desprotegida

-igual que nuestras almas-

al roce de los cuerpos.

Se viste un horizonte arrabalero

de galena, cinabrio y limón verde.

En la maceta roja de la tarde

nacían con ternura las violetas,

seguras que, en la noche de la alcoba,

colgarán desde el cielo

una estrella fugaz y otra dormida.

 

Pablo Casares

UNO DE ENERO

 

Hoy cuando

mi habitación

se enfría

en un apagado

domingo de enero  

apareces con un pijama

y el cabello recogido

dejando al descubierto

el barranco de tu nuca

por el que se despeñan

todas las horas

que me quedan.

 

Pedro Javier Martínez

IN MEMORIAM

 

Madre, cuando llegué
los añiles del cielo reventaban
en la encendida rosa de la tarde.
Había una oración
de pájaros
desgranándose al borde del crepúsculo
y el sol, agonizante,
se negaba a morir, como otras veces.
Supe que la inocencia
de tus casi cien años
se había remansado en tu sonrisa
y que un sueño apacible
conducía tu vuelo hacia la luz.
Andabas,
eximida de afanes, navegando
los anchurosos lagos de la calma
con un hato de logros que mostrarle
al Dios de la equidad
por ganar el envite a las tinieblas.

Madre, cuando llegué
vi que reconocías mi alborozo.

 

Pepe Ramos

LA LOCA HISTERIA DEL MUNDO

 

La película estaba empezada,

la butaca era dura,

los actores malos,

no entendimos el guión,

apenas nos metimos mano

y no la vimos terminar.

 

 

Vicente Gutiérrez Escudero

CELEBRACIÓN

 

aún nos queda cubrir la tarta de nata.

debería ser un día familiar,

siguiendo el rastro de baba de un caracol luminoso

o el de las hojas al rojo vivo que caen en el aljibe.

 

debería ser un día familiar.

con veinte niños de diez años gritando alrededor

y el payaso de labios encendidos que les hace sonreír

mostrándoles cabezas de langosta, perdigones usados

y el colmillo de un oso tintado de un rosa temible.