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kiosko de poesía
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kiosko de poesía número 16

(hemeroteca)

Belén Sánchez

Crespo

Diego Medina

Diyán Medina

El Seis

Javier Bozalongo

Julio César Quesada

María Eloy García

Maricarmen Martín Granados

Pablo Casares

Pedro Javier Martínez

Pepe Gilabert

Pepe Ramos

 

 

 

 

Belén Sánchez

(Foto: un grupo de mulatas sobre el césped)

 

Las sirenas salen a la calle,

clavan sus pies como cuchillos

en la ternura de las plazas.

Cuídate.

Un rastro de escamas sin nombre

ha de llevarte hasta mí.

 

 

Crespo

PUEDE SER

 

Amanecen despedidas,

los amantes dejan sus arrullos

en los buzones de propaganda.

Las ventanas bajan los párpados

contradiciendo a la aurora.

Ya se calma en mis labios el eco

de tu maquillaje.

Mientras el sol trepa por oriente,

deduzco que puede ser amor

este deseo incontenido

de romperte a besos.

 

 

Diego Medina

DEFENSA PROPIA

 

La crisis muestra las entrañas de la vida humana, el desamparo del hombre que se ha quedado sin asidero.

María Zambrano

 

de muchacho contemplaba las palabras cotidianas

la música popular pegadiza

y los secretos que relatan las hazañas

merendando en la azotea con "tesoros"

y "temporadas en el infierno"

el regreso al recuerdo es como

si mi propio entendimiento resultara

abstracción del pasado

del presente que acojona que se mueve

como antigua amante privada de sentido

encogida en mis brazos y mi lengua

así que ya sabéis dónde me encuentro

"en la cima del mundo"

como ganster que cambia el rock por la copla

el jazz por el flamenco

tratando de no competir

con la silvestre angustia

ni con el anestesiante sufrimiento

que me proporciona sabiduría humildad

y relámpago para manejar los sentimientos

el deseo me atraviesa y llevo "flores en las manos"

y aunque no me creas

aunque todos los transistores enmudezcan

quiero despertar junto a ti

a pasito lento en primer plano con la aurora

con mi timón entre tus piernas pobladas de ternura

así hasta llegar a marzo

 

 

Diyán Medina

 

Tan sólo el amor

No se desdeña el mundo

a tu antojo, amor mío,

esos átomos

no responden de soledades

ni tienen electrones consentidos.

El calor de un sueño

se disuelve en la memoria

con la que tantas veces

recordé un momento sin medida,

sin ningún espacio,

sin ningún tiempo,

sin ninguna materia:

en la memoria

no existen dimensiones geométricas

ni leyes de Euclides

que la rijan.

Sin embargo tengo surcos tiernos

en el exterior del alma,

en la clara voz

con la que rezuma mi garganta;

sin embargo cuando no es memoria,

ni cerebro, ni neurona, ni pensamiento,

ni entraña que tenga esplendor de aurora,

sin embargo, es el tiempo

quien desdeña,

es la recta en dimensión geométrica

quien inexorablemente discurre infinita,

es esa magnitud constante

que la mano del físico

no puede hacer discreta y

arruga sin remedio.

El tiempo, la cuarta dimensión,

invisible a los ojos

de la intuición clara.

Y aunque este alma

con mi nombre y sus recuerdos

se evapore en liviana materia

por un espacio no concluido,

aunque este espacio de mi alma como tal

tenga un fin anunciado,

tenga una meta,

aunque el destino

sea el fin de su propio destino,

te diré amor mío

algo que consuela mi inteligencia:

y es que el mundo, el espacio, no es infinito,

pero sí ilimitado:

y en algún lugar

podrán nuestros dedos acariciar su bucle,

repasar la esfera

en la eternidad del universo.

Mientras tanto, has de saber,

que abrazaré mi memoria

la cual rigen mis propias leyes,

y que no será el tiempo

quien la arrugue,

sólo será tu amor

la dimensión de su sendero.

 

 

El Seis

YOCASTA

 

Ella tiene

un río de muerte

entre la miel

de su entrepierna

Cuando nos unimos

sobre las brumas

de nuestros ardientes

cuerpos

su sexo cósmico

me devora todo

Ella siempre

me desea

dentro de su cálido

cuerpo

y en cada movimiento

me brinda el paraíso

y yo en éxtasis

puro

me le entrego

completo

Los gemidos

son aullidos lejanos

y el ritmo sexual

son temblores

telúricos

Ella tiene unos

hermosos pechos

que me invitan

a convertirme

en un Edipo

loco de amor...

 

 

Javier Bozalongo

DISTANCIA

 

Mírate desde fuera. Pon distancia

entre la piel que ves y la que tocas.

El río que discurre entre las dos

ya no te moja.

Sangre fue tan caliente

que las venas ardían.

Sus llamas alumbraban

tus batallas nocturnas.

Hoy apenas combate. Guerra tibia.

 

 

Julio César Quesada

DUERMEVELA

 

La sien descarnada por el péndulo,

y en la oscilación desprenderse

ha sido inevitable. Todavía sol

no ha penetrado en la nieve de los azulejos,

y por su blancura se deslizan dulcemente

los ensangrentados ojos del vigía

hacia un trasmundo ofrecido por los dioses.

Y los reflejos nos otorgan la aspiración

a músicas-islas aparecidas en el fondo

de esa caracola en donde el nácar

exalta el destierro del mar.

Cómo has surgido tan crepuscular

si tantas luces insinúan signos que son labios.

Ni siquiera tú, testigo de tus aguas, llegas

a completarte, a manifestarte y sólo esculpes

estrellas de inmensa limpidez bajo ese castigo

de las cosas donde toma origen el cuerpo

que desconoces bien y despunta inconscientemente

de ti en la abstracción de tu soledad.

 

 

María Eloy García

LA CAJERA MURIEL

 

estoy pensando en la cajera sedente

ella es lo verdadero de la sincronía del mundo

con su rayo láser ávido de códigos

me murmura complacida las ofertas

y cómo suma los dígitos arrastrando

entre lo dócil y el hastío

el tesoro precioso de mi dulce integral

a través de la máquina que le computa

el precio exacto de toda mi tarde

dice tres

y nunca nunca fue este número más mágico

la cajera extraordinaria teclea el sumatorio

de la monotonía y dice tres

y mira entonces justo antes de que se produzca

el cotidiano milagro de que mi dulce integral

sea mío para siempre

de repente ella mira otra tarde

sale de lo mío a lo del otro

le susurra las mismas ofertas

le marca el tetrabrik con el ojo de su láser

abriendo en fin el cajón místico del hiper

con un movimiento suyo de mercado

los billetes ordenados repiten la cara de ella sin gestos

y me voy por esas puertas

que se abren sólo con el aura

dejándola mientras su láser que suena

va marcando otra tarde

 

Maricarmen Martín Granados

TRIPALIUM II

 

De nuevo es soledad, soledad de nunca.

Imposible el plural si el tú se cae del lenguaje,

paraíso perdido.

Verbos limitados al yo desnudo

que no supe, que no sabré habitar.

Perder es para siempre, para siempre es

a pérdida y después

minas abandonadas.

Curo nombres con días

nuevos como esta luz:

Aquí, Tarifa, invierno del dos mil tres,

ajena a las estaciones,

pero dejad que mienta el color.

como si sólo tú hubieras sido vida,

todo lo demás, mundo.

 

 

Pablo Casares

EL CANTO DE LAS SIRENAS

 

Un coche patrulla,

sirenas de ambulancia,

gente corriendo a ninguna parte,

y tú y yo

helados viendo

cómo la ciudad

se ponía patas arriba.

La bomba fue contundente:

pero según las noticias

sólo murió la seguridad

de creernos invencibles.

 

 

Pedro Javier Martínez

 

En esta dimensión me llaman Pedro

y sé que mi destino es la palabra.

Tuve padres honrados que infundieron

la rectitud, cual norma, en mi conciencia.

Gozo de la amistad, como un tesoro

que cultivo y que mimo, inapreciable,

y el amor de mi esposa me ha colmado,

con creces, ilusión y expectativas.

Tengo esa edad en la que se resumen

las tópicas preguntas trascendentes:

¿quién soy, cuál es mi cuna, a qué me enfrento...?

Pero la mente es tumba clausurada

y sigo aquí, en medio de la vida,

intentando aferrarme a la cordura.

 

 

Pepe Gilabert

CONTEMPLACION DE LA AMADA

 

Sueña en su estatura

con las horas muertas

que se van cayendo

como tulipanes

de su rostro

pero no se inmuta

aparentemente

y se va volviendo

como quien no quiere

compartir su tiempo

hasta que se oculta

aparentemente

y me deja solo

con los ojos mudos

y el dolor abierto.

 

 

Pepe Ramos

TO BE OR NOT TO BE

 

Eso es

lo único que hago:

ser y estar.

Ser cada día menos

y

estar cada día más

gordo.