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kiosko de poesía número 15 |
maite dono
mario cuenca sandoval DEBUTANTES
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DE CUANDO AQUELAS FLORES DO ALTAR
de cuando aquelas flores do altar me puñan branca e as vellas corvo receaban da miña roupa de palomita e eu non desexaba disuadilas porqué hei de decir como son e o que penso e a quen lle importa se as miñas maos son vellas de bruxa e vivín outras moitas vidas pero volvo sempre ao meu de cuando me cheiraban mal as vellas na igrexa e chuzaba a agua no adro e na alma e o meu avó debaixo da terra ouveando que lle pisabamos a cabeza todos e as flores a porme mala de podres e o cheiro abafante das vellas mesturado co das flores podres e o mexo dos cans e as velas e o mofo e o cristo do altar con eses ollos de can doente de cuando lle tiña medo aos cans e o camiño á igrexa estaba inzado de cans e eu era catequista e choraba no cemiterio a ledicia dos mortos a beixarme a caluga namorada dos mortos e o caladiños que son e o ben que escoitan e aquela néboa e aquelas mans xeadas de morto que aforcaban os cans de volta á casa e arrincáballes os dentes e os ollos e eu era unha asasina poetaasasinapoetaasasinapoetaasasinapoetaasasinapoetaasasinapoetaasas
de cuando aquellas flores del altar me ponían blanca y las viejas cuervo / recelaban de mi ropa de palomita y yo no deseaba disuadirlas / porqué he de decir como soy y lo que pienso y a quien le importa si / mis manos son viejas de bruja y viví otras muchas vidas pero / siempre vuelvo a lo mío / de cuando me olían mal las viejas en la iglesia y arreciaba el agua en el atrio y en el alma y mi abuelo bajo tierra aullando que / le pisábamos la cabeza todos y las flores a ponerme mala de podridas / y el olor asfixiante de las viejas mezclado con el de las flores podridas y el orín / de los perros y las velas y el moho y el cristo del altar con esos ojos de perro enfermo / de cuando le temía a los perros y el camino a la iglesia estaba infestado / de perros y yo era catequista y lloraba en el cementerio la alegría de los muertos / a besarme la nuca / enamorada de los muertos y lo calladitos que son / y lo bien que escuchan y aquella niebla y aquellas manos heladas de muerto / que estrangulaban a los perros de vuelta a casa y les arrancaba los dientes y los ojos / y yo era una asesina poetaasesinapoetasesinapoetaasesinapoetaasesinapoetaasesinapoetaas
voy a dejar por un momento
REFLEJOS
(NOCTAMBULANDO POR UNA NUBE SUCIA) No duerme nadie, Pero si alguien tiene por las noches exceso De musgo en las sienes, Abrid los escotillones para que vea bajo la luna Las copas falsas, el veneno y las carabelas De los teatros. Federico García Lorca
LAS CITAS CLANDESTINAS
MUJER RESUCITADA
Se morirá en mi boca todo lo femenino y crecerá en la mía la sed de tus caricias Morgana de Palacio
Nunca sabré si fueron verdad o invención mía los ocultos secretos mas fieramente humanos, que tejieron la noche con mi boca y tus manos, mujer resucitada y esposa amante. Un día
es posible que anide la luna bajo el techo del amor en creciente –con su cuarto menguante- de azahares, jazmines y luz ruborizante y te halle desplegada sobre el húmedo lecho.
Si ha de vivir mi boca tu eterno femenino, libado gota a gota por mis labios blasfemos, con la fragancia ebrio y en tu piel apresado
déjame consumirme en el fuego asesino que incendia la inocencia perdida. Procuremos que nos cante el futuro lo que ocultó el pasado.
ELEGÍA
Es verdad que es primavera, es verdad que mi sombra es hermosa, mi sombra rubia de cristales y bahías, pero no me dejéis sobre el mar, este mar, de sales avergonzadas. Porque mi único tiempo es ya un pasado de tres disparos para siempre. ¿Por qué he de seguir sobre el mar? No llevaré más hombres, No quiero llevar más hombres.
EL MENSAJERO
El triste mensajero, cansado y malherido por la vida, llega al hostal, olvida su país extranjero, pide una habitación que tenga buena luz durante el día, sus ojos todavía esperan la señal que al fin le advierta de su nueva misión. Una rubia mujer llama a la puerta, mira a su alrededor, y no sin cierta precaución, cual dulce enamorada se abraza al mensajero. Desvelada así su identidad entran juntos al cuarto. La humedad es grande. Sienten frío. Son sus labios los que se buscan sabios perdidos ya los cuerpos en la cama. Ella su vulnerable vientre ofrece a aquel a quien después nada reclama tras entregar su amor; a él le parece que está cerca el final pero se anega en llanto a sus antojos. Y le venda los ojos, a sus muslos se pega, que suaves como plumas reciben con urgencia sus espumas Los mensajes siguientes dos puñales con sangre aún calientes.
VERDADES
En el corazón de las cosas las verdades
y en tu entrepierna un sabor salado a océano limpio
Nada de verdades cuando te tengo así
mario cuenca sandoval AGUJAS DE ACUPUNTURA
Es un genio este médico oriental: donde pone su aguja hace un vacío, borra un hecho terrible de tu vida (uno de esos momentos que Vallejo bautizó como los "heraldos negros". Esos golpes "tan fuertes en la vida, yo no sé..."). Es un genio este médico oriental, insisto en ello: agujita a agujita pinta una abreviatura de ti mismo, te deja en silueta, en tus puntos neurálgicos, y todo es resplandor, entusiasmo sin límites; tanta aguja y tu espalda, horizonte de erizos, eres tú resurgiendo de ti como la espuma. Y ves subir tu vida como una flor desnuda, sin cargas trascendentes ni enigmas sobre el ser. Es un genio, ya digo. Porque ahora el dolor no aparece en tus pupilas. El dolor no ha existido. Tan solo hay lugar para esa modalidad del sufrimiento afirmativa, atlética, que se observa en la mueca del corredor de fondo. Claro, alguno protesta y pontifica que el dolor es nocturnamente cierto, que el dolor es la última lección de la palabra; que sufrir es saber. Aunque alguno restañe el valor pedagógico del trauma y la penumbra, el doctor oriental simplemente responde: (sic) qué saber, qué enseñanza, qué carajo.
HOY NO HAY LETRAS
Hoy no escribo. Mis labios están sellados. Ya no tiene importancia la belleza ni el cuerpo parece ya tan glorioso. Ya da igual que nieve o el sol me abrace para confortar un vacío estrepitoso en las venas. Hoy no escribo y mi piel parece de un muerto que se adentra en una vida que no es la suya. Que nunca fue la suya. Que está profanando el mundo con su silencio, cuando antaño lo moraba con palabras. Hoy no hay letras estoy de luto suspirando frente al cenicero carnívoro entregada a otros fines mediáticos... Guerra fría Inútiles llantos sofocados por las palabras sin sentido de otros o el sentido pésame literario o las horas que susurran ha muerto una escritora y la mujer continúa viva... Hoy no he escrito no soy una persona no siento a la hembra en mi alma, podría ser una piedra o una pared de yeso o una gotera en el techo de un apartamento de alquiler... La mirada sigue verde, los labios jugosos, libres el pecho como un macizo nevado, la piel bendecida. Pero hoy no he escrito y no acepto el papel secundario ni la belleza me apetece ni las pestañas parecen arquearse como una cobra hechizando al mundo... Todo lo demás da igual, hoy no he escrito. Y la ira de cien mil dragones permanece en mi corazón silencioso que no comprende nada. Cuando se apague la luz esta noche y otro beso acaricie mi vientre cerraré los ojos indiferente o mi cuerpo se negará al amor humano porque hoy tampoco he escrito y parece que no sienta al resto del mundo si no puedo expresar mi propia alma... |
D E B U T A N T E S
MI BARRIO
Me encanta esto, el silencio, el lugar, a la orilla de los árboles y a la cumbre de las casas, en la frontera, como Sampedro. En el laberinto empedrado de sorpresas, de ladrones, de amantes, de juegos de niños y sillas de viejas. Entre los perros que siguen a gatos y entre gatos que siguen comidas generosas, comidas generosas de parte de solitarios personajes. Es todo un pequeño mundo, réplica del grande: intrigas, desgracias, alegrías. Lo autentico que se renueva, que lo cambia el tiempo, que lo cambian las personas. Es todo un pequeño mundo, réplica del grande donde se conocieron desgracias, desgracias mejoradas que mejoraron para desgraciar lo auténtico, lo desgraciado. Y un vago reflejo de lo pasado te dice que ya, por mucho que se mejore, aparecerán más y más desgracias. Siempre atentos a las mejoras, nos olvidamos de la materia en sí, que se va pudriendo olvidada, hasta que se descomponga sin poder mejorarla, rehacerla, hasta que lloremos por la gran pérdida de nuestro mundo olvidado.
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